No me lo podía creer cuando leí el alarmante titular de El País la semana pasada: “Las ‘medicinas alternativas’ aumentan hasta un 470% el riesgo de muerte en pacientes de cáncer”. Yo estaba justamente en un Congreso Mundial de Medicina Alternativa y Complementaria en Cartagena de Indias (espero escribir un post sobre este evento), y nadie parecía estar al tanto de ese problema. Enseguida nos dimos cuenta de que el titular se repetía en varios países, al tratarse de un congreso internacional y estar cada uno conectado a las noticias de su país de origen.
Lo que ocurre es que no todos los medios dieron la noticia de la misma manera. La nota de prensa inicial, enviada por la Universidad de Yale y difundida por ScienceDaily, decía el mismo día de la publicación del artículo (el 10 de agosto): “Using alternative medicine only for cancer linked to lower survival rate”, es decir “Usar sólo medicina alternativa para el cáncer está vinculado a menor tasa de supervivencia” lo cual está relativamente ajustado si exceptuamos un detalle que aclararemos después.
Sin embargo, en España El País titulaba Las ‘medicinas alternativas’ aumentan hasta un 470% el riesgo de muerte en pacientes de cáncer (El País, 31 Agosto 2017). Continúa Un estudio alerta del uso de pseudoterapias con plantas, dietas, acupuntura, homeopatía o rezos.
Como la información se basa en un artículo científico publicado con el título Use of Alternative Medicine for Cancer and Its Impact on Survival 1, la fuente es fácilmente accesible y el texto bastante comprensible para quien sepa un poco de ciencia, decidí comprobar si de verdad se había demostrado lo que se estaba publicando. Para quien le interese, el artículo original completo se puede encontrar en este enlace.
Para resumir:
- El País se olvida de mencionar que la reducción de supervivencia se produce sólo cuando se renuncia a otras terapias. Lo que por cierto puede ser una decisión independiente de la de recurrir a las terapias alternativas.
- Desde luego no comentan hasta qué punto esta situación sucede de forma excepcional.
- Casi todas las noticias olvidan que el artículo comienza explicando que han usado una definición un poco peculiar de “medicina alternativa”, que la restringe a la que no tiene ninguna evidencia de efectividad y no se practica por médicos.
- El medio se apresura a explicar cuáles son las terapias analizadas, lo cual sorprende porque el artículo no describe ni analiza las terapias utilizadas, y de hecho ninguna terapia se menciona en todo el texto.
- No debería sorprender ni ser noticia que abandonar tratamientos posiblemente eficaces supone un problema. ¿Descubre eso algo que no sea de sentido común?
Esas son los cinco argumentos, pero me permitiré ampliar un poco más porque creo que este tema y su gran repercusión mediática y cultural lo merece:
No se trata de Medicina Alternativa y mucho menos Medicina Integrativa, sino de “el uso de medicina alternativa practicada por no-médicos y con rechazo de otros tratamientos“.
Con explicaciones tan claras y además en varios párrafos del artículo original, es inexplicable que no se mencione que no se trata de la definición habitual de “medicina alternativa”, y que no se insista en que lo que supone un problema no es el uso de medicina alternativa (como quiera que se defina) sino el rechazo a otros tratamientos.
Igualmente injustificable es que se expliciten determinados abordajes o terapias cuando en el artículo explícitamente leemos que no se registró información sobre el tipo de tratamiento alternativo utilizado.
Es una situación excepcional: en las bases de datos solo han podido encontrar 280 casos en todo EEUU a lo largo de 10 años.
Sabemos por otros estudios que actualmente una mayoría creciente de los pacientes se tratan con Medicinas Alternativas y Complementarias (MAC), un 87% en el estudio que referencio a continuación, y que la mayoría decide seguir el tratamiento con quimioterapia (89%)2.
Cuando uno pasa tiempo con los pacientes, entiende que la decisión de no tratarse con quimioterapia tiene que ver en general con sus miedos, creencias y experiencias previas, y que estos pacientes que rechazan el tratamiento recurren a la medicina complementaria en busca de ayuda allí donde el sistema convencional no puede ofrecerles nada más.
Lo que es más, desde la medicina integrativa (la combinación inteligente de la convencional y la complementaria) encontramos que pueden aceptarse mejor la quimioterapia y la radioterapia cuando al paciente se le explica que se pueden asociar propuestas de la medicina complementaria para reducir la aparición e intensidad de los efectos secundarios asociados). Así lo refleja un estudio con 2.562 pacientes con cáncer de mama, que encuentra más aceptación de la quimioterapia en los pacientes que usaban medicina complementaria3.
Es lógico que rechazar el tratamiento convencional disminuya la supervivencia, sobre todo si como en este caso se seleccionan casos de cáncer en situación “curable” con este tratamiento.
¿Por qué es noticia que rechazar un tratamiento eficaz por uno ineficaz implica perder oportunidades de curación? Es decir, el estudio selecciona las terapias no probadas por un lado y pacientes con cánceres que sí responden al tratamiento convencional por otro. El resultado sólo puede ser lo que ya nos dicta el sentido común, no hacía falta invertir tanto tiempo y esfuerzo para demostrarlo.
La novedad sería, en todo caso, presentar resultados en los cánceres desahuciados o con mala respuesta a tratamientos convencionales, que son muchísimos, y no en los casos de abandono del tratamiento convencional, que son muy pocos.
Interesaría también saber cómo de perjudicial es que se rechace la medicina complementaria asociada al tratamiento convencional para dejar solo la convencional, a pesar de que este abordaje puede mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes y mejorar la adherencia (el cumplimiento) del tratamiento convencional.
Es más, esta mejoría en la calidad de vida sí puede tener repercusión sobre la supervivencia, y de hecho existe algún estudio que demuestra mayor supervivencia usando medicina complementaria y en concreto homeopatía4.
Teniendo en cuenta, además, que las guías que los médicos usamos nos indican que una opción de tratamiento que se demuestre segura y que no interfiera con el tratamiento convencional, debería aceptarse incluso si no hay evidencias firmes de su eficacia o se desconoce (si fuera definitivo que funciona, entonces lo preceptivo es recomendarla)5.
Por otro lado, hace unos años se publicó un estudio de revisión6, cuyo autor pertenece al departamento de oncología radioterápica del Northern Sydney Cancer Centre en Australia. Calcula (y sobreestima el efecto en palabras del propio autor) que la quimioterapia contribuye a la supervivencia en 5 años de sólo el 2,1-2,3% de los pacientes con cáncer
¿Por qué no se hizo noticia de ello como de esto, cuando su impacto en salud pública es incalculablemente mayor?
Claro que hay que matizar: la mitad de los pacientes no sobrevive 5 años, en muchos de los casos la indicación primordial es la cirugía o la radioterapia o la combinación de ambas, y muchos casos no son candidatos a quimioterapia por diversos motivos. De los que sí pueden beneficiarse, hay cánceres que responden bastante bien pero otros en los que la respuesta es menor del 10%. Por otro lado, es un estudio de 2004 y mucho puede haberse avanzado desde entonces. En todo caso, aprovecho para recordar que se prescribe tanta quimioterapia porque su objetivo no es sólo curativo, sino paliativo o para reducción de volumen previa a la cirugía, por ejemplo.
Por tanto, medir sólo la contribución a la curación (o su aproximación como supervivencia superior a 5 años) es tan reduccionista que nos haría dudar incluso de algunos tratamientos convencionales.
Quisiera terminar proponiendo el titular que hubiera deseado leer teniendo en cuenta de forma rigurosa la información proporcionada (en las conclusiones del texto original: Although rare, AM utilization for curable cancer without any CCT is associated with greater risk of death). Quizás algún medio se anime a redactar su título en una línea similar (¡ojalá!):
“Como es lógico, el rechazo del tratamiento convencional en los casos de cáncer curable está vinculado a una menor tasa de supervivencia y afortunadamente es muy poco frecuente
Es preferible optar por médicos bien formados en terapias complementarias, para ayudar a mejorar la calidad de vida y la adherencia a los tratamientos convencionales”