La homeopatía plantea muchas dudas, tanto al estudiante como al homeópata que en el transcurso del ejercicio profesional está obligado a una formación permanente, y se cuestiona el porqué de muchos conceptos teóricos y prácticos.
Una de estas cuestiones es, el porqué, de la afinidad de un remedio homeopático por un organismo, un sistema o un órgano enfermo. Ateniéndonos a las enseñanzas de Hahnemann, responderíamos que dicha afinidad se debe a la idiosincrasia o susceptibilidad del enfermo. De acuerdo, pero ¿porque cada persona responde a un determinado perfil homeopático?, ¿porqué un enfermo cumple criterios de Pulsatilla o de Lycopodium o Natrum Muriaticum?. Puede responderse con seguridad, que dicho perfil individual corresponde a nuestro mapa o código genético que sin ninguna duda condiciona nuestra manera de ser y de enfermar.
Entonces les planteo la cuestión de ¿porque usted es Pulsatilla, Lycopodium o Natrum Muriaticum? La respuesta es porque está en nuestro código genético, les contesto… cierto, pero, ¿porque usted nace y se desarrolla como Lycopodium, y no nace y evoluciona como Natrum Muriaticum? Porque cada organismo vivo tiende a sufrir de una manera particular e incluso peculiar. ¿Qué ha ocurrido para que un ser vivo tienda a recaer en el transcurso de su vida siempre en las mismas afecciones, y otro organismo sufra de otras?
Es cierto que en nuestro código genético existe la información que en gran medida condicionará a lo largo de nuestra vida el estado de salud, pero ¿ que ha ocurrido para que así séa?, ¿por qué, esa información es la que és?. Intentaré contestar a esa pregunta.
Si leen el libro de Pierre Barbier “Homéopathie petits remèdes retrouves”, encontrarán que en uno de sus capítulos se refiere a patogenesias involuntarias. Narra entre otras, la experiencia de un padre, dentista de profesión, que por querer prevenir en su hija pequeña el riesgo de caries, le hizo tomar durante seis meses 0,513 mg. de flúor. Cuando acudió a la consulta a causa de diarreas, mostraba unos dientes irregulares, mal implantados, de pequeño tamaño. ¿Qué sucedia? La niña habría reproducido un estado patogenésico de Calcárea Fluórica.
Permitanme referir otros ejemplos, es común que las mamás utilicen con sus bebés infusiones de manzanilla para aliviar los cólicos abdominales. El problema surge, cuando en su empeño por prevenir dichos cólicos, administran a lo bebes una cantidad excesiva de tales infusiones y el niño se torna hiperactivo e irritable. Han reproducido un estado patogenésico de Chamomilla.
He observado que algunas mujeres de característica Thuya, poseían en su jardín éste arbusto ornamental y que mecánicos y personas que trabajan en gasolineras se benefician de Petroleum, y que los agricultores tienen tendencia a caer en Sulphur, pues fumigan sus campos con azufre para combatir los parásitos.
Los niños hiperactivos que son grandes consumidores de chocolate, o cuya madre lo és, o lo fue durante el embarazo se benefician con la adimistración de chocolate dinamizado.
Enfermos de tipología Natrum Muriaticum, refieren en consulta, que alguno de sus progenitores añadían sal a todos platos
. Existe constancia de padres que fueron grandes consumidores de Marihuana, cuyos sus hijos muestran predisposición a padecer síntomas de Cannabis Indica.
Y así podría seguir enumerando ejemplos de hipersensibilidad a productos o substancias a los cuales una persona o sus antecesores estuvieron expuestos.
Estos casos son típicos en consulta, y el homeópata si puede lograr esa información le será de una ayuda inestimable.
Aunque estos razonamientos poseen su lógica, vuelven a surgir preguntas. El alumno comenta…. Es razonable pensar que una sustancia a la cual hemos estado expuestos, predisponga hacia cierta idiosincrasia de ella, pero como responder que individuos de tipología Pulsatilla o Lycopodium, que son plantas poco utilizadas como uso Fitoterápico, o incluso remedios tan curiosos como Lac Felinum puedan reproducir cierta sensibilidad hacia ellas, si no se ha sido expuesto a su influencia?.
Una primera explicación podría ser que nada sabemos de la vida de sus antepasados, ¿como podemos saber el grado de intoxicación recibida de ciertas sustancias?, ¿qué tipo de medicamentos utilizaban en su época, cuales eran los componentes de plantas o minerales utilizadas?.
Se refiere Hahnemann, en su “Tratado de las enfermedades crónicas”, a la utilización de ungüentos mercuriales y azufrados con que eran tratados los enfermos que padecían enfermedades venéreas, sabemos que esos tratamientos supresivos fueron el origen de dos estados morbosos constitucionales que Hahnemann denominó Sycosis y Syphylis. ¿Hasta qué punto esa influencia morbosa ha impregnado nuestro código genético?
¿Cómo sabemos que alguno de nuestros antepasados no sufrió la picadura de una serpiente o un escorpión (como dice Jeremy Sher en sus provings, el escorpión ha sido utilizado en unguentos y polvo, para uso medicinal)? Si así hubiese sido, ese suceso podría haber quedado marcado como un estigma en sus genes, para luego trasmitirse a traves de su códico genético de generación en generación, hasta encontrarnos en la consulta con una mujer de características Lachesis o Buthus Australis.
¿Hasta qué punto la influencia de ciertas sustancias por su abuso o por la violencia de su acción puede haber quedado registrada en nuestro código genético?
Surge otra cuestión que servirá además, para entender mejor el porque de los medicamentos que llamamos Polycrestos. El estudiante se pregunta porque esos remedios de acción general y de uso corriente engloban a la mayor parte de la población y en cambio hay otros remedios de uso menos común, que solo parecen corresponder a una pequeña parte de la población o cuyo efecto se manifiesta más bien a nivel local.
Explicaría esa diferencia, que las sustancias comúnmente usadas por la medicina antigua, como eran los yoduros, los sulfatos de cobre, de magnesio, los arséniatos, los aceites narcóticos, los mercuriales, etc., por su abuso, sabemos que producen en el organismo humano síntomas semejantes a los producidos por remedios homeopáticos afines, como: Sulphur, Phosphorus, Arsenicum, Mercurios, Opium, etc.
Es decir, la intoxicación por una determinada sustancia, genera en el organismo humano un estigma, como consecuencia de dicha impregnación, que predispone a el y a sus descendientes, a padecer de una determinada manera. Es por ello que los polycrestos, son los medicamentos de acción más general y de uso más frecuente, pues el grado de impregnación sufrido por la población en general, ha sido superior al de otras sustancias
. Una segunda aproximación a la respuesta en relación a la idiosincrasia de ciertos medicamentos por un órgano o sistema enfermo, se basaría en la composición de los remedios
. Aun entendiendo la dificultad de poder comprobar que algún antepasado pudo llegar a estar sometido a una intoxicación bien sea de planta, animal o mineral, la cuestión se resolvería por los componentes del remedio; es decir, de qué elementos está compuesta una planta, un animal, un mineral, … Por muy simple que sea la composición de un medicamento estará constituida por varios elementos más simples; otro tanto sucede por supuesto con las sustancias naturales (vegetales, minerales y animales) origen de los medicamentos, también están constituidas por elementos más simples, De todos es conocido que una planta, por muy simple que sea su composición, puede contener diversos elementos. De estos, cual tiene una acción selectiva sobre un órgano afectado que está en deficiencia posiblemente porque nosotros o nuestros antepasados habíamos estado expuestos a un medio ambiente que a la vez contenía en exceso ese elemento que comparten.
Bajo mi punto de vista estas son las líneas de investigación futuras de la homeopatía.Es de sobras conocida que la acción terapéutica de Ignatia y Nux Vomica poseen cierta semejanza y sabemos que ambos remedios contienen gran cantidad de estricnina, sabemos que la acción antiespasmódica de Colocynthis y Magnesia Phosphorica es semejante, es sabido que el primero posee en su composición gran cantidad de magnesio, sabemos que la denominación de Lycopodium como el Sulphur vegetal, por parte de los antiguos homeópatas, se debía seguramente al contenido de azufre de dicha planta.
En definitiva, esta teoría que yo amistosamente les comento a mis alumnos como “Teoría Gasparin” sirve, a mi entender, para comprender la relación entre remedio y enfermo, y puede ayudarnos a percibir que el ser humano es influenciable por las agresiones que reciba, tanto nuestro organismo como nuestra mente. Nosotros somos lo que nuestro cuerpo y mente percibe y nosotros pensamos y sentimos en relación a nuestra composición orgánica. Aunque en todo el artículo hablo únicamente de las agresiones recibidas a nivel corporal, estoy convencido de que un miedo sufrido de manera violenta por algún antepasado nuestro, o en nuestra temprana niñez, esa información también esta registrada en nuestro código genético. Por ejemplo: Una alumna comenta que tenia tal fobia a las serpientes, que tuvo que ser tratada con hipnosis; (aún no conocía la homeopatía) tiempo después, descubrió que su madre, de pequeña, encontrándose en el campo, una serpiente subió por su espalda; al ser avisada por sus familiares, y girar la cabeza, vio la boca y la lengua de la serpiente delante de sus ojos, le produjo tal miedo que lo recordó toda la vida. De aquí se podría deducir el porqué de temores y fobias, de causa desconocida que sufren algunos de nuestros pacientes. Si pudiéramos conocer la historia vivida por sus antepasados, tal vez tendríamos más elementos de diagnóstico.
La medicina alopática se vanagloria de decir, como comentan los genetistas, que en el futuro los tratamientos serán individuales, que en el futuro conoceremos el origen de las enfermedades crónicas. Nosotros, los homeópatas, les decimos que hace más de 200 años que la homeopatía individualiza, y que a esta manera de interactuar de nuestro organismo, Hahnemann la denominó “Miasmas”. Joan S. Gasparín Director de l’Institut Homeopàtic de Catalunya