En un reciente congreso celebrado en Roma, Italia, el biólogo marino Don José Manuel Mazón-Suástegui y su equipo de trabajo en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR-México), presentaron sus avances de investigación relativos al uso de fármacos homeopáticos en el cultivo de juveniles moluscos, camarones y peces marinos comestibles.
Queremos resaltar uno en concreto, en el que demuestran que la vieira conocida en México como almeja catarina (Argopecten ventricosus), fue medicada con homeopatía y después sometida a un reto frente a una bacteria altamente patógena: Vibrio alginolyticus.
En sus experimentaciones se demostró que los juveniles de este molusco marino en cuyo cultivo se añadió homeopatía, presentaron un mayor crecimiento, supervivencia, respuesta inmune y resistencia al patógeno añadido, que grupos control sin homeopatía y otros más, que fueron tratados con antibióticos.
Esto abre una esperanza para los laboratorios y criaderos de juveniles o “semillas” de camarones, de peces y moluscos marinos, en los que habitualmente se suele abusar de los antibióticos para el control de patógenos, lo cual contribuye al desarrollo progresivo de cepas bacterianas cada vez más resistentes y virulentas.
El uso de homeopatía redundaría en una mayor resistencia y en una mejor calidad de las semillas producidas y en una reducción de contaminantes en los efluentes de laboratorios y criaderos. La homeopatía tiene un efecto positivo en materia de sanidad e inocuidad de la especie cultivada y en la ecosustentabilidad de la acuicultura, como actividad primaria productora de alimentos y generadora de empleos, frente a la pesca cuyo crecimiento potencial es francamente limitado.
En cultivos de granjas ecológicas en Europa, hace mucho que sólo está permitido tratar los animales con homeopatía y la prohibición del uso de antibióticos, que en caso de hacerle falta al animal por una patología grave, ya no es válido para el consumo humano.
Nos alegra que llegue esta noticia desde México, porque esto nos asegurará en un futuro que lleguen a nuestra mesa, unos alimentos marinos con toda garantía.
Es lo ideal que estos experimentos se extiendan y tomen ejemplo en Europa.
Enhorabuena al Dr. Mazón-Suástegui y todo su equipo de trabajo en CIBNOR.