Bruselas insiste en preservar la etiqueta de «medicamentos» para estos productos y quiere garantizar su circulación en Europa.
El Ministerio de Sanidad acaba de regular en una orden los productos homeopáticos, amparándolos bajo el mismo paraguas que a los medicamentos. Ante la indignación de los colegios médicos e incluso las quejas de los responsables sanitarios de las comunidades, el Gobierno asegura que se trata de una imposición de la UE. Y aunque las autoridades europeas admiten la soberanía de los países miembros para legislar, lo cierto es que el peso de la homeopatía en algunos países, sobre todo Francia y Alemania, hace complicado poner obstáculos a estos productos.
«Productos medicinales homeopáticos» es la etiqueta que emplea la UE para catalogar a esta clase de artículos cuya eficacia terapéutica no se ha podido constatar científicamente. A pesar de su naturaleza aparentemente inocua e inútil, la legislación comunitaria incluye salvaguardas para garantizar su libre circulación y comercialización en la UE con el término «medicamento», un vocablo que puede llevar a engaño al consumidor. El único requisito que se les exige a quienes comercializan estas soluciones es demostrar que hay un grado adecuado de dilución de los componentes para garantizar la seguridad del producto. No importa que su eficacia no esté demostrada. Es suficiente con que no resulte perjudicial.
El problema llega cuando los países quieren atar en corto a sus promotores y regular su comercialización. Enseguida se topan con muros legislativos. La portavoz del comisario europeo de Salud, Anca Paduraru, asegura que «en algunos estados miembros la medicina homeopática está oficialmente reconocida, en otros solo se tolera». La decisión depende de cada gobierno, pero fuentes de la Comisión Europea insisten en que no se pueden poner obstáculos a la comercialización de «medicinas homeopáticas» dentro del mercado interior. Es más, la UE sopesa analizar las maniobras o legislaciones de ciertos países en torno a esta seudociencia por obstruir su tráfico. ¿Y qué margen de maniobra tiene un país para dificultar su venta? El Gobierno español aseguró estar atado de pies y manos a la hora de prohibir su comercialización, incluso para retirar a estos productos la etiqueta de «medicamento». ¿Puede España hacerlo de forma unilateral? Bruselas tiene sus dudas. «Si un país trata de hacerlo nuestros juristas analizarán y responderán a la cuestión […]. No nos corresponde a nosotros decir lo que España puede o no puede hacer en este punto. Cuando sus intenciones se conviertan en legislación, veremos», aseguran fuentes de la institución. Eso sí, recalcan una y otra vez que «a nivel de la UE, la legislación se refiere a productos medicinales homeopáticos». No hay vuelta de hoja.
Fuerte en Francia y Alemania
Hay países importantes de la UE, como Alemania, en los que la homeopatía tiene mucho peso. No obstante, las tornas están cambiando. Según informaciones de Le Monde, 124 profesionales de la salud publicaron el pasado marzo un escrito solicitando su derogación, mientras que la Academia Nacional de Medicina gala define estas terapias, que mueven un mercado de 620 millones de euros en el país, como un método sin fundamento científico.
Seguros de salud incluyen entre sus coberturas estas terapias
«Otros servicios asistenciales: segunda opinión médica para enfermedades graves, orientación médica, reproducción asistida, cirugía refractiva, alerta a la vacunación en la infancia, y homeopatía». Entre las coberturas que anuncian algunos de los seguros de salud más importantes del país figura la homeopatía, una oferta de prestación que no ha sentado precisamente bien a los colegios oficiales de médicos. No es algo inusual, ya que son varias las compañías aseguradoras que incluyen entre sus servicios la homeopatía y otras terapias.
De todas formas, en España no ha calado como en otros países del entorno. La Real Academia Nacional de Farmacia publicó hace menos de un año un contundente informe en el que pide a las autoridades que tomen medidas frente a estos productos. En concreto, señalan que las autoridades sanitarias deben plantearse si los productos homeopáticos sin indicación pueden mantener la condición de medicamentos. Y para aquellos que tienen indicación, insiste, deberían exigirse ensayos clínicos al igual que se hace con otros fármacos.