Notas para la historia de la homeopatía
La homeopatía es un método terapéutico basado en la experiencia, cuyas hipótesis fundamentales se diferencian sustancialmente de las de la medicina convencional. Desde el punto de vista homeopático, el hombre es una unidad integrada por un cuerpo, un espíritu y una conciencia, la cual puede considerarse sana cuando todas sus sensaciones y reacciones mantienen un equilibrio armónico y controlado por procesos energéticos, a los que Samuel Hahnemann (1755-1843), el fundador de la escuela médica homeopática, llamó «vitalidad». Esa energía vital posibilita al organismo reaccionar a los estímulos excitantes y patógenos del ambiente.
Según la interpretación que da la homeopatía a la enfermedad, ésta no se reconoce en su esencia, pues para ella se trata sólo de un trastorno que afecta a la unidad hombre, el cual se manifiesta en forma de síntomas como la tos, la erupción cutánea, la fiebre, el dolor, etcétera. De acuerdo con esto, lo fundamental no es la existencia de una enfermedad determinada, sino cada individuo que sufre un eventual padecimiento. De ahí que cuando se presenta una dolencia, ella no es propiamente lo que cuenta, sino más bien la persona que la sufre.1
SURGIMIENTO DE LA HOMEOPATÍA
Samuel Hahnemann, quien nació en 1755 en la ciudad de Meissen, Alemania, estudió medicina en las Univesidades de Leipzig, Viena y Erlangen. Sus primeras experiencias prácticas le demostraron lo poco que podía hacer con los conocimientos adquiridos. La frustración que eso le produjo, lo hizo decidir abandonar la práctica de la profesión; sin embargo posteriormente adquirió gran prestigio como farmacéutico y como químico, además de una gran reputación por sus numerosas traducciones de obras científicas, que le permitieron la obtención de muchos conocimientos valiosos.
Con la traducción en 1790 de la obra del escocés William Cullen «Materia médica», pudo establecer los principios de su Ley de la Similitud según la cual «lo semejante se cura con lo semejante», que publicó por primera vez en 1796 en una de las más renombradas revistas médicas alemanas de su tiempo.2
Posteriormente, Hahnemann se dio a la tarea de estudiar y probar documental-mente los efectos de los medicamentos, para lo cual pudo contar con la ayuda de su familia y de sus discípulos. Los resultados de esos estudios constituyeron la base de la publicación en 1810 de Organon der rationalen Heilkunde (Órgano de la medicina racional), sin duda su libro más importante entre sus numerosas publicaciones, el cual se mantiene aún como obra capital de todo médico practicante de la homeopatía.3
En un siguiente paso, Hahnemann observó que con dosis pequeñas de medicamentos se podía atenuar su acción química o fisiológica y, por tanto, era posible lograr un mayor efecto terapéutico que con grandes dosis. A partir de esas observaciones desarrolló su idea acerca del remedio potencialmente más efectivo.
Después de darse a conocer rápidamente sus principios por los discípulos de su fundador, la homeopatía tuvo apasionados partidarios y enérgicos detractores. Según estos últimos, Hahnemann, quien producía sus propios medicamentos para luego suministrarlos a sus pacientes, infringió con ello un derecho de los farmacéuticos vigente desde la Edad Media. En 1820 los farmacéuticos de Leipzig presentaron una querella contra él, por lo que decidió abandonar la ciudad antes de que se le retirara el derecho a dar asistencia dispensarial.
Cuando en 1831 invadió a Europa la primera gran epidemia de cólera, los médicos se vieron impotentes ante la catástrofe que ésta ocasionó. Los tratamientos convencionales con sangrías y laxantes ejercían en los pacientes más efectos negativos que positivos, a diferencia del método homeopático, que debilitaba menos a los enfermos y era más eficaz contra el mal. A partir de entonces, este arte curativo ganó nuevos adeptos en la población, que lo ayudó a superar los obstáculos y prohibiciones burocráticas.
En 1835 el entonces viudo Hahnemann contrajo segundas nupcias con la francesa Mélanie d’ Hervilly, quien era 45 años más joven que él – con su primera esposa Henriette tuvo 11 hijos- y con quien fundó un consultorio que llegó a tener gran prestigio internacional, pues fue visitado por famosos artistas y distinguidas personalidades de la aristocracia europea. En 1843 murió en la misma ciudad a los 88 años de edad, y sus restos reposan en el cementerio de Pre Lachaise.4
LA HOMEOPATÍA COMO DISCIPLINA
En el debate actual en cuanto a si la homeopatía tiene o no un fundamento científico, se sostiene que ésta no se ha «acreditado científicamente». Sus críticos opinan que aún está por demostrar la eficacia del método homeopático ante las existencias vigentes en la medicina académica, argumento que lo excluye por el momento del reconocido paradigma empírico-racionalista de las ciencias.
Cuando a finales del siglo xviii aplicó Hahnemann por primera vez el procedimiento homeopático, la situación en tal sentido era distinta, pues mientras que entonces la ciencia médica académica se conformaba con aplicar procedimientos terapéuticos desatinados a partir de doctrinas abstractas, Hahnemann proclamaba que el arte de curar debía ser «fiel trasunto de la naturaleza», y que por tanto no podía ser otra cosa que el «lenguaje más genuino de la naturaleza».5
Ante la pregunta de qué se entiende por medicamento homeopático, la respuesta de casi todos los médicos será que consiste en un preparado compuesto de sustancias en cantidades tan pequeñas que no prometen tener ningún efecto. Sin embargo, la homeopatía tiene como base justamente el hecho de que una sustancia que puede dar origen a ciertos síntomas cuando se administra en grandes dosis a personas sanas, es capaz de curar los mismos síntomas al dársele en dosis muy pequeñas a los enfermos.6
A pesar del escepticismo provocado por esta teoría, se ha probado que su aplicación ha sido eficaz en muchos casos. Por ejemplo, no hace tanto tiempo se demostró el beneficio de las preparaciones homeopáticas en el tratamiento de la tos crónica7 y de las diarreas agudas en los niños.8
Los detractores de la homeopatía, sobre todo los estadounidenses, afirman que la fascinación pública con la medicina alternativa ha provocado que, de curiosidad histórica, ésta se haya convertido en un renglón que hace circular cerca de 250 millones de dólares al año con supuestos remedios, cuyos efectos son comparables al funcionamiento de un auto sin motor o a un falso certificado en la bolsa de valores.9 Sin embargo, los resultados de un estudio realizado en los propios Estados Unidos en 1991, revelan que la tercera parte de los 1 539 pacientes adultos en él incluidos, acudieron al procedimiento terapéutico no convencional, después de haber fracasado al tratar de curar sus trastornos con los métodos de la medicina académica.10 También a principios de la actual década se comprobó que anualmente 425 millones de habitantes de esa nación recurren a este tipo de tratamiento, cifra que supera a los 388 millones que cada año utilizan los servicios de la medicina convencional.11
Los anteriores argumentos dan fe de que realmente se está produciendo un renacimiento de la homeopatía como disciplina, sobre todo bajo la influencia de la medicina naturalista.12
LAS PRIMERAS PUBLICACIONES CUBANAS SOBRE HOMEOPATÍA
El documento más antiguo que se conserva de los publicados sobre homeopatía en Cuba, es un artículo salido de la pluma de Julio Jacinto Le Riverend, un médico francés radicado en La Habana en 1824, quien dedicó en 1847 varias páginas de su revista, titulada El Observador Habanero, a escribir acerca de la doctrina hahne-maniana.13
En 1852 se comenzó a publicar en La Habana un periódico bautizado con el nombre de Medicina Homeopática, que se dedicó por entero a difundir las ideas sostenidas por los seguidores de Hahnemann en Cuba. Esta publicación de la que se produjeron muy pocos números, fue dirigida por el licenciado José Espárrago, mientras que sus redactores fueron los doctores Joaquín Aenlle y Manuel Sánchez.
Casi 2 años después, exactamente en enero de 1856, apareció el primer número de una revista de periodicidad semanal con el título de La Bandera de la Homeopatía en La Habana, la cual mantuvo a los seguidores de esta disciplina al tanto de los aspectos vinculados con ella. Aunque su fundador y director, llamado Manuel Zapatero no ostentaba el título de médico, tenía gran vocación por la homeopatía, y a él se le debe la creación de un órgano, en el que todos sus partidarios cubanos pudieron consignar durante 3 años el fruto de sus observaciones. Cuando en octubre de 1858 se produjo su última entrega, la revista había acumulado 3 volúmenes con 1 960 páginas dedicadas exclusivamente a dar a conocer las virtudes del procedimiento homeopático.14
CONSIDERACIONES GENERALES
Lo atractiva que resulta hoy día la homeopatía para un gran número de pacientes, demuestra que este método terapéutico es más que un fenómeno histórico. De acuerdo con las investigaciones que se vienen realizando, los próximos años prometen demostrar aún más su posibilidad de adaptarse a las cada vez más cambiantes necesidades de los enfermos. Si bien no se ha definido todavía el lugar exacto que ella debe ocupar, se vislumbra la importancia que ha de ir adquiriendo, en tanto se vaya respondiendo con argumentos científicos la pregunta que permanece abierta en cuanto al mecanismo de acción de los medicamentos aplicados de acuerdo con sus principios.