Desde el punto de vista médico, ignorarlo.
Ignorar el producto y a quien lo vende.
Se ha puesto de moda el “Muro de Berlín” en la pretendida versión de medicamento homeopático. O quizás debería decir que “lo han puesto” de moda algunos comentarios en Twitter que a su vez han llegado a generar noticias en algún medio de los que ahora se nutren de redes sociales para rellenar.
Uno se pregunta cómo es que alguien decide iniciar una “investigación” sobre este sorprendente producto, presumiendo de mente científica y del máximo rigor, pero se olvida de preguntar a los médicos homeópatas. A estas alturas ya nos conocemos: miramos los tuits los unos de los otros, leemos los blogs los unos de los otros, hemos acudido juntos a debates… no puede ser tan difícil dirigirnos la pregunta si lo que se quiere es información equilibrada, creo yo.
Si me hubieran preguntado, hubiera explicado que ese producto no forma parte de mi vademécum, ni del plan de estudios de ninguna de las instituciones para las que colaboro como profesor de homeopatía. Incluso una tesis doctoral defendida en España por el Dr. Antonio Marqués dedica unas líneas a refutar la idea de que éste sea un medicamento creíble, y homeópatas conocidos mundialmente como G Vithoulkas se han pronunciado contra el uso de sustancias como ésta bajo el paraguas de la homeopatía.
For instance, ideas like potentizing a song, or the Berlin wall, or the feather of an eagle if the patient looks like an eagle […] are, to say the least, ideas that have degraded homeopathy and caused articles like the one in TIMES to appear.
De hecho, he tenido que dedicar bastante tiempo a buscar información en internet, porque prácticamente todas las entradas que hay en google sobre este medicamento (y digo todas y no solo las de la primera página) son de gente que critica este medicamento. Y no he conseguido encontrar las indicaciones que los escépticos dicen que este medicamento tiene, si no es a través de lo que los propios escépticos relatan en sus blogs sin por cierto avalar esta información con ninguna referencia. Finalmente, di con una entrada del blog del famoso homeo-escéptico Ernst que menciona un caso tratado con este medicamento, y tirando del hilo llegué a verificar que existe un libro de Colin Griffith (que no es médico) mencionándolo. Como he comentado ya, algo que resultaba desconocido para mí a pesar de mi trayectoria en este campo.
En el fondo, me alegro de que problemas como éste salgan a la luz, porque estoy del todo de acuerdo en que suponen un problema. Estoy convencido de que es necesario terminar con propuestas de productos terapéuticos basadas en lo esotérico y lo metafórico. Ojalá en cuestiones como éstas pudiéramos ir de la mano los médicos homeópatas, que tenemos criterio clínico, médico y homeopático, junto a los escépticos que disponen de un enorme altavoz para ayudarnos a poner cordura.
Sin embargo, se usan estas situaciones anecdóticas para, dando a entender que son la norma, desacreditar a numerosísimos profesionales que ejercen en un campo… ¡que otros países consideran válido e incorporan a sus sistemas de salud!
Por otro lado, me preocupa que sea factible que desde algunos países se puedan vender con libertad productos que no están autorizados en España como medicamentos homeopáticos. Ya hemos podido comprobar que Amazon está intentando vender homeopatía a través de su plataforma de internet (a través de la compañía italiana Antica Farmacia Orlandi y de la inglesa Urenus-UK), pero se ha topado con el problema de que en España los MEDICAMENTOS sólo pueden venderse online a través de Farmacias que hayan sido autorizadas por el ministerio. De hecho, ¡ya han tenido que empezar a retirar algunos de estos medicamentos! Además, como se puede comprobar Urenus-UK ha cerrado (los escépticos deberían mencionarlo
cuando ponen imágenes de medicamentos vistos en Amazon con anterioridad).
Una vez más: me alegro de que estos problemas salgan a la luz, pero sólo en la medida que eso sirva para pedir a las autoridades sanitarias que pongan una solución. Desde luego, no para que sean utilizados para desacreditar a la homeopatía y a quienes la ejercen con responsabilidad y buen criterio.
A estas alturas, sólo puedo rogar encarecidamente a aquellas personas y en particular los científicos y profesionales sanitarios que se preocupan por los pacientes y se interesan por la homeopatía (a favor o no), que nos ayuden a transformar los titulares alarmistas y sensacionalistas en otros que quizás sean menos llamativos pero que de verdad pueden ayudar a la sociedad. Por ejemplo: “Médicos homeópatas y sociedades de escépticos, de acuerdo en proteger a los pacientes rechazando la venta de productos dudosos desde webs extrajeras no autorizadas para la venta en España, como si fueran medicamentos homeopáticos”.
Por el bien de los pacientes, los médicos homeópatas tenemos que ser activos a la hora de reaccionar ante las irregularidades que podamos detectar, y los detractores de la homeopatía deberían hacer lo mismo. Ocultar la información o tergiversarla no ayuda ni a la sociedad ni a la medicina.